13. Tumba de los Escipiones
Es un monumento funerario de la edad romana que se encuentra en Roma, a lo largo de la Vía Apia, a poca distancia de la Porta San Sebastiano. Fue la tumba común de la familia patricia de los Escipión durante la República romana; utilizada para los sepelios desde principios del siglo III a. C. hasta comienzos del siglo I d. C. A partir de entonces fue abandonada y su localización se perdió tras varios cientos de años.
Englobada en parte dentro de una vivienda del siglo III, fue redescubierta dos veces, a pesar de que se conociese la ubicación aproximada gracias a los manantiales circundantes, la primera en 1616 y de nuevo en 1780 por los propietarios de la parte inferior durante las labores de construcción de un sótano. Debido a que la excavación y los métodos empleados en aquellos tiempos, cuyo objetivo principal era, a menudo, el hallazgo de tesoros, acabaron por destruir parte de la tumba, en 1926 se restauró íntegramente el sepulcro con motivo del "X Reparto del Ayuntamiento de Roma". En esa ocasión se eliminaron las albañilerías realizadas por los descubridores para evitar los derrumbes y se ejecutaron precisos estudios para la recolocación de réplicas de las inscripciones antiguas y los sepulcros.
La creación del sepulcro se remonta a comienzos del siglo III a.C., una obra de Lucio Cornelio Escipión Barbado, cónsul en el año 298 a. C., cuyo sarcófago, el único que permaneció intacto, ocupaba el puesto de honor y que fue trasladado a los Museos Vaticanos, conjuntamente con las inscripciones originales. Gracias a numerosas citas antiguas, y sobre todo, al testimonio de Cicerón, se sabe que se usó hasta principios del siglo II a. C. y que estaba prácticamente completo en la primera mitad del siglo II a. C. Así mismo, consta que custodió los restos el poeta Ennio, de quién Cicerón dice que existía una estatua de mármol. En cambio, ninguno de los Escipiones más conocidos como el africano, el asiático o el hispano fueron enterrados aquí, aunque según Livio y Séneca fueron inhumados en la villa de Liternum.
Las inscripciones sobre los sarcófagos (sólo sobre siete ejemplares), permitió fechar el uso de la misma hasta el año 150 a. C., cuando la capacidad de la estructura estuvo completa y se amplió con otra estancia adyacente, de forma cuadrangular pero no alineada con la primera, donde fueron enterrados algunos miembros de la familia, aunque no más tarde del siglo II a.C. De aquella época data la creación una fachada "rupestre". La decoración se le atribuye a la iniciativa de Escipión Emiliano y es un claro ejemplo de la helenización de la cultura romana durante el transcurso del siglo II a. C. En aquella época el sepulcro se volvió un tipo de museo familiar, que perpetuaba y difundía las empresas de sus miembros.
La última utilización conocida del sepulcro tuvo lugar en la época claudio-neroniana, cuando la hija y el nieto de Cornelio Lentulo Getelico fueron inhumados, determinada por los motivos ideológicos ligados a la descendencia de los Escipiones. Ya en el siglo III d. C. el sepulcro fue destruido y dio paso a otros edificios.
ARQUITECTURA
El monumento se divide en dos partes distintas: el complejo principal, cavado en una repisa de una roca caliza muy porosa en un gran plano cuadrado y por otro una arcada de ladrillo, del periodo posterior, con una entrada separada.
La habitación central está dividida en cuatro grandes pilares o columnas adosados a un muro o pared, ha sido reparada en el curso de las excavaciones para asegurar que el hipogeo no se derrumbase, con cuatro grander arcadas a lo largo de los lados y dos galerías centrales que se cruzan perpendicularmente, consiguiendo una apariencia de rejilla.
La fachada principal está orientada al noreste, aunque sólo ha sobrevivido una pequeña parte en la zona de la derecha, con algunos restos de pinturas en la pared. Se edificó en lo alto de un podio bordeada por varias cornisas, en las cuales se crearon tres arcos hechos de sillares de toba proveniente del río Aniene: uno daba a la entrada del hipogeo (central), otro a la nueva habitación (mano derecha), mientras que la tercera (izquierda) no daba a ningún lado y tenía un función puramente ornamental (a menos que se previese crear otra habitación más en ese lado). Esta base estaba cubierta casi en su totalidad por frescos, de los que sólo se conservan pequeñas piezas, mostrando tres motivos: las dos más antiguas (de mitad del siglo II a. C.) muestras escenas históricas (pueden reconocerse algunas figuras de soldados), mientras que la tercera, la más reciente, tiene una decoración sencilla de color rojo con olas estilizadas (siglo I d. C.).
Más espectacular era parte superior de la fachada, con una vista tripartita, semicolumnas y tres nichos en los cuales (de acuerdo a Livio) se situaban las estatuas de Escipión el Africano, su hermano Escipión el Asiático y el poeta Ennio, autor del poema Escipión.
A la izquierda, se destruyó una gran cavidad circular de la tumba, probablemente por la construcción y uso de un horno de cal durante el periodo medieval.
LA LLAMADA "CABEZA DE ENNIO"
Dos de las cabezas realizadas con toba proveniente del Aniene encontradas en la tumba se encuentran ahora en los Museos Vaticanos. Descubiertas en 1934, fueron inmediatamente robadas. A la primera cabeza (24 cm alto) se le denominó "Cabeza de Ennio", quién tenía una estatua entera en la fachada del hipogeo de acuerdo con lo mencionado por Livio, pero esta atribución es incorrecta, ya que las fuentes establecen que la estatua de Ennio era de mármol, no de tufa.
No está claro en qué parte de la tumba se encontraron las cabezas, aunque pueden ser retratos de otro ocupante de la misma. La posición ligeramente inclinada del cuello ha provocado que algunos crean que la primera cabeza forma parte de una estatua de mayor tamaño, quizás una figura reclinable de la tapa de un sarcófago, muy común en el sur de Etruria desde principios del siglo III a. C.
El modelado de la cabeza es simple pero eficaz, con una cara redondeada, labios anchos, nariz amplia y grandes párpados. El pelo se entrevé vagamente y sobre la cabeza lleva una corona hecha con pequeñas hojas de laurel y follaje. Los eruditos sugieren que data de finales del siglo II a. C., cuando el estilo etrusco de Latium sufrió sus primeras influencias griegas.
SARCÓFAGOS E INSCRIPCIONES
Los alrededor de 30 nichos corresponden al número de Escipiones que vivieron entre principios del siglo III y mediados del siglo II a. C., de acuerdo a Coarelli. Hay dos tipos de sarcófagos, por un lado los "monolíticos" (p.e.; tallado de un único bloque de toba) y "construido" y por el otro, al cual pertenecen la mayoría, es un hueco arqueado hendido en la pared en el cual se colocaba al difunto, y cuya abertura se cubría con una losa en cuya cubierta se grababan letras pintadas de rojo. Los escritores ingleses solían referirse a estos huecos como "loculi" (nichos en italiano).8 Los nichos se mantienen donde estaban, pero las losas se han trasladado al Vaticano. El sarcófago monolítico de Barbado se encontraba al final del pasillo, en fila con lo que una vez pudo ser una ventana, ahora la entrada principal. Los otros sarcófagos, de ambos tipos, se añadieron posteriormente así como la excavación de más espacios y habitaciones para ellos.
Los sarcófagos más importantes son los de Escipión Barbado, ahora en los Museos Vaticanos, y el que se cree que perteneció a Ennio, ambos de un volumen sustancial. No se corresponden completamente con la escultura etrusca, pero muestran elementos originales de Latium y particularmente de la cultura romana, y son comparables con otras tumbas romanas (como la Necrópolis Esquilina) en otras ciudades como Tusculum.
El sarcófago de Escipión Barbado, cuenta con una copia en la tumba, hecho de peperino, fechado con relativa exactitud en el 280 a. C. Fue el único que tuvo una elaborada decoración de inspiración arquitectónica. Se concibió con forma de altar, con una caja sensiblemente estrecha, molduras en la base y en la parte superior un friso dórico dentado, triglifos y metopas decoradas con diamantes rosas. La tapadera acaba con dos almohadas en cada extremo ("pulvini") que de perfil se asemejan a las volutas jónicas. Esculpido sobre el flanco superior puede observarse un objeto cilíndrico en el que ambos extremos terminan con hojas de acanto.
La gran finura artística de la pieza junto con la mezcla de estilos (dórico, jónico y corintio) deriva de los modelos de la Magna Grecia o Sicilia y es un extraordinario testimonio de la precoz apertura al helenismo en el círculo de los Escipiones.
Sobre la tapadera está presente una inscripción con el patronímico del difunto (pintada), junto a otra más larga y tardía (esculpida), en versos saturnios. Para añadir esta última se eliminó una línea y media de la inscripción más antigua y esta intervención podría remontarse a la época de Escipión el Africano, a principios del siglo II a. C. Se trata de un extracto del laudatio funebris .