1. Palacio de Septimio Severo
Septimio Severo amplió el Palacio de Domiciano hacia la fachada del Circo Máximo con termas y el famoso Septizodium , que era un fachada ninfea de unos 90 metros de largo con varios niveles sobre la vía Apia. Este edificio aún se conservaba en parte en el siglo XVI, momento en que fue demolido por orden de Sixto V par emplear los materiales recuperados para diversas obras. Es característico del Palacio de Septimio Severo sus gigantesco arcos.
El palacio de Domiciano permanecerá como centro oficial del Imperio hasta la reforma de Diocleciano en 293/297.