11. Fontana de Moises
La Fuente del Agua Feliz (en italiano Fontana dell'Acqua Felice) también conocida como Fuente del Moisés es una fuente de Roma, llamada así en honor del papa Sixto V (Felice Peretti): la intención del papa era suministrar agua a los barrios surgidos en las colinas del Viminale y del Quirinale y en particular a su suntuosa y vastísima Villa Montalto, que se extendía entre ambas colinas.
Con este objetivo fue restaurado el acueducto Alessandrino, llamado así en honor del emperador romano Alejandro Severo bajo cuyo reinado fue construido a partir de 222, utilizando el agua de los manantiales presentes en el Prati dell’osteria y en la Pantanella..
Gran parte del travertino proviene de las cercanas Termas de Diocleciano; los leones originales, dos de pórfido y dos de mármol claro, provenían del Panteón de Agripa donde fueron encontrados, junto con otras ornamentaciones, en las excavaciones realizadas durante el pontificado de Eugenio IV (1431–1439), y del ingreso central de la basílica de San Juan de Letrán, donde sostenían las columnas situadas al lado de la puerta. Tranferidos a los Museos Vaticanos bajo el pontificado de Gregorio XVI (1831-1846), para protegerlos de posibles daños, fueron sostituidos por copias del escultor Adamo Tadolini.
En los dos nichos laterales se pueden observar dos alrrelieves, a la izquierda Aarón guiando al pueblo hebreo al agua emanda del desierto, obra de Giovan Battista della Porta y a la derecha Gedeón elige a los soldados observando su modo de beber de Flaminio Vacca y Pietro Paolo Olivieri, autores también del friso con el escudo papal de Sixto V.
En el nicho central se encuentra representado Moisés que señala las aguas milagrosamente surgidas de la roca, obra de Leonardo Sormani, con la colaboración de Prospero Antichi, conocido como il Bresciano, al cual fue atribuida durante años la totalidad de la obra, con la falsa leyenda de que a causa de la vergüenza por el experimentada a causa de la fealdad de la estatua, se habría suicidado. Además del anacronismo de la presencia de las Tablas de la Ley, que Moisés no había aún recibido en la época del milagro de las aguas, la estatua, se presenta corpulenta y enfática tanto como para ser bautizada por los romanos como el "Moisés ridículo".