6. Santa Sabina
Santa Sabina all'Aventino es una basílica en Roma (Italia), centro de la orden dominica. Su cardenal sacerdote es Jozef Tomko. Santa Sabina se encuentra en la plaza Pietro d'Iliria, 1, en el Aventino, a orillas del río, cerca de los cuarteles generales de los Caballeros de Malta. Es el único ejemplo que permite comprobar la armonía original de las basílicas Arte paleocristiano: sus elegantes proporciones, la sobriedad de sus mármoles y la apertura de tres ventanas en el ábside, se convierten en características de la arquitectura religiosa Arte paleocristiano a partir del siglo V.
Santa Sabina es una basílica temprana, del siglo V. Fue construida por el sacerdote Pedro de Iliria, un cura dálmata, entre 422 y 432, después del saqueo de Alarico I. Se alzó en el lugar donde estaba la casa de la matrona romana Sabina, quien fue posteriormente canonizada como santa cristiana. En origen estaba cerca de un templo de Juno.
En 1219, la iglesia fue entregada por el papa Honorio III a santo Domingo, para su nueva orden, la Orden de Predicadores, hoy comúnmente llamados dominicos. Desde entonces, ha sido su cuartel general.
La puerta de madera de la basílica se considera que es la original del siglo V, aunque aparentemente no fue construida para este umbral. Dieciocho de sus paneles de madera sobreviven - todos salvo uno representando escenas de la Biblia, aunque con algunas diferencias respecto a las versiones canónicas de las escenas. Las famosas entre estas es una de las representaciones más antiguas de la Crucifixión de Jesucristo, aunque otros paneles han sido objeto de exhaustivos análisis debido a su inusual imaginería.La puerta de madera, es de una talla de gran calidad, equiparable con la de los marfiles. Se conservan casi todos sus paneles, y están tallados en apres, de dos a dos, es decir, a cada escena del antiguo testamento le corresponde otra del nuevo testamento, se intenta crear una simetría.Aparacen temas del antiguo y del nuevo testamento, pero no hay rastro de la pasión, y es la primera vez que aparece el tema de la crucifixión de cristo, que responde a la herejía crsitológica del monofisismo, que niega la humanidad de Cristo, dicen que cristo solo es hombre en apariencia y la crucufixión es al respuesta iconográfica a esto, pues se muestra la humanidad de Cristo.
Por encima del umbral, el interior conserva una dedicatoria original en hexámetro latino.
INTERIOR
La basílica es un edificio alargado, con una clásica planta rectangular y columnas que la dividen en naves, la central más ancha y elevada que las laterales. Esta diferencia sobresaliente de altura permitía incorporar bajo la techumbre un hilera de ventanas por donde penetraba la luz en el recinto.
Dicha luz, junto con las decoraciones que han sido restauradas a su modestia original, casi blancas, hacen de Santa Sabina un lugar bien ventilado y amplio. Otras basílicas, como Santa María la Mayor, a menudo están decoradas de manera pesada y chillona. Debido a su simplicidad, Santa Sabina representa un puente de enlace entre el foro romano con tejado a las iglesias de la Cristiandad. Al final de la nave principal, se abría un gran arco del triunfo, que comunicaba con un brazo transversal formándose así una cruz latina. El diseño cruciforme, al igual que el sistema de iluminación, no tenía antecedentes en la arquitectura tradicional romana y respondía a un planteamiento paleocristiano, práctico e ideológico.
En medio del transepto, simbolizando la cabeza de Cristo, se dispuso en ábside semicircular, orientado hacia los Santos Lugares de Jerusalén. El mosaico original del siglo V del ábside fue reemplazado por un fresco muy similar de Taddeo Zuccaro en 1559. La composición probablemente no se alteró: Cristo flanqueado por un santo y una santa, sentado en una colina mientras que los corderos están bebiendo en una corriente que discurre a sus pies. La iconografía del mosaico era muy similar al de otro mosaico del siglo V, destruido en el XVII, en Sant'Andrea in Catabarbara.
Era del presbiterio, presidio por la mesa de altar y la cátedra del obispo, a quien flanqueaban los sacerdotes sentados en bancos corridos alrededor del muro. En sus proximidades se construyeron dos dependencias: el diaconicum o sacristía y la prótesis, donde se preparaban las especies eucarísticas. Precediendo al espacio sacro, se habilitó un atrio porticado con una fuente para los catecúmenos, ya que sólo los bautizados podían penetrar en la basílica.
El interior del templo es dominado por la monumental Schola Cantorum, donde los frailes dominicos celebran los oficios. Las celdas al interior del colosal convento permanecen muy poco alteradas desde los primeros días de la Orden de Predicadores. La celda de Santo Domingo aún está identificada, aunque desde entonces ha sido ampliada y convertida en una capilla. También el refectorio original se conserva, en el que santo Tomás de Aquino comía cuando estaba en Roma.
Dos torres campanario en la fachada señalaban sus presencia en el paisaje urbano. El campanario data del siglo X.
Otras basílicas importantes del siglo IV son: Basílica de San Juan de Letrán, Basílica de Santa María la Mayor, Basílica de San Pablo Extramuros y Basílica de San Pedro del Vaticano (329).