15. Via Giulia
Esta es una calle especial, una de las más de Roma, y eso ya es decir mucho. Nació en 1508, como parte de un plan urbanístico de remodelación del caótico centro. Sigue el río Tíber, a lo largo de un kilómetro, y va desde el Ponte Sisto del Trastevere hasta la iglesia de San Giovanni dei Fiorentini, muy cerca del Vaticano.
Hay multitud de palacios con detalles especiales, como unos bancos de piedra adosados a la fachada, pero si hay algo que la distingue es el gran arco diseñado por Miguel Ángel, situado al principio de la vía, que servía para unir los jardines del palacio Farnese con la villa Farnesina. Y una fuente con una bañera de pórfido de época romana. Y la iglesia de Santa Maria dell’Orazione e Morte, de cuya fachada surgen siniestras calaveras y la Muerte es un elemento cotidiano. Y un antiguo palacio, hoy reconvertido en hotel, presidido por la figura de una especie de Quasimodo en su medallón… Y son solo algunas de las sorpresas de Via Giulia.